Damiens
Otra vez me obsesiona el tema: escribir sobre un recuerdo para llevar a la muerte…“Nos reíamos de las sombras” ¿Cuántas palabras que no son mías se me salen de la boca? “Y la sombra de una flor” recordé en un café de París, la turista en monopatín y la sombra de una flor… El sol causa las sombras y las flores - me dijo la niña – le lloraba un ojo, tenía los ojos oscuros y fijos como medallas que se colocan en los párpados de los muertos ¿Qué es el sol? le pregunté y me dijo aquello de las luces de los camiones encendidas… todas juntas…Y yo, que aborrezco las autopistas: deberíamos matar al sol…

14 de febrero de 2005
Sao Bras de Alportel

Un hombre simple, sentado sólo en una silla pequeña. Una mesa pequeña, un anotador, un lápiz. No se mueve. Pasa el tiempo y no se mueve. Silencio. Espera. No se mueve. Sólo respira o parpadea. Pasa el tiempo. Los espectadores comienzan a inquietarse. Respira suave. El hombre no se mueve. Mira. Sus ojos ven. Siempre el mismo punto. Parpadea. Pero no se mueve. Lleva un saco marrón gris. Una camisa blanca. Un pantalón común. Mira. No se mueve. Pasa el tiempo. Une el pulgar y el dedo índice de la mano derecha. Despacio. Sólo eso. El resto del cuerpo no se mueve. Repite el movimiento con los otros dedos.
Pasa el tiempo. No se mueve. Arroja el brazo izquierdo hacia atrás. Se cubre. Gira la cabeza. Se cubre. La mano derecha mantiene su movimiento. Vuelve la cabeza y el brazo. Mira. Toma el lápiz con la mano izquierda. Despacio. Escribe en el aire. La mano derecha mantiene su movimiento. Silencio. Mira a los espectadores. Habla.


Soy un hombre simple. Tengo dos ojos, pies, riñones, dedos, piel, cabeza, paladar. Todo aquello que es único justo en el medio y lo que es doble se repite a ambos lados del cuerpo. Soy simétrico. Visto de perfil el diseño se entorpece y nada se corresponde con nada. Por debajo de la piel tampoco, hay un solo corazón hacia el lado izquierdo y un hígado, intestinos y el apéndice que para qué ¿eh?, para qué.

Se levanta. Se mueve rápido. Su cuerpo rápido. Camina. Habla rápido.

Aún así es sorprendente que el ombligo, la boca, los órganos genitales, la lengua, la nariz, el ceño, la raya del culo, formen una línea recta, un eje axial, y que el centro sea hueco, que no haya nada, y que en conjunto mi carne, grasa, sangre, venas, nervios, esqueleto y todos los sistemas reproductor, digestivo, los jugos gástricos, las excrecencias - se detiene sobre la palabra excrecencias – todo eso, en conjunto, forme un tubo y en el medio nada, así nomás, nada de nada… Si la arquitectura de este cuerpo fuese perfecta, ese tubo sería una línea recta, pero no, porque esa línea de nada que me atraviesa de parte a parte, esa pequeña muerte, ese tiempo detenido, esa oscuridad mía en el exacto eje exacto de la sombra, este silencio interior, este centro, se ramifica, se detiene, se enrolla, salta, se liga, se ata, se desata, es ágil, es atlas, como un árbol de Porfirio, como la lengua de Marie, como la rue de Sulpice, como el Sena, donde nace, el Se-na, na-ce, corto las palabras, me van a matar…

Se detiene.

Mi personaje es un sueño aún. No tiene cuerpo, no soporta el cuerpo. Lo recreo a partir del cuerpo. Ustedes ahora me prestan dos manos, piernas, brazos, tronco, cuello y lo armamos acá. No más de un estómago, por favor, entiendo que su amabilidad, pero no más de uno porque entonces -y claro- con el objeto de impresionar a las damas algún caballero dirá –pero yo –no-por favor-no- porque es un personaje real ¿Y por qué no dos estómagos? por qué no ¿eh?- ¿Qué es eso de real – qué es eso – aquí en un espacio de ficción? no se meta con la historia –amigo- no es su lugar. Usted trabaja con un ideal de cuerpo –vea- y ese ideal no sirve, porque las mujeres, por ejemplo, tienen una teta más grande que la otra y tres agujeros. Y el cuerpo cambia con el tiempo. Es el caso de mi primo al que le falta un testículo, mayonesa dietética le dicen a mi primo, perdió un testículo en un accidente. Como Hitler que dicen tenía un solo testículo. El cuerpo cambia. Qué complejo es el tiempo y sin embargo que sencillo. Esta mano de aquí que parece siempre la misma – ha sido pequeña, regordeta, simpática, morena, pálida; será con los años amarillenta, fláccida, débil. Ninguno de nosotros puede decirse terminado, completo, no tenemos esa suerte. Estamos cambiando ahora. Mi personaje sí lo es. Él no lo sabe, pero está terminado. Como el testículo de mi primo será para siempre el testículo que falta. El testículo ausente. En cambio el otro, a pesar de los cuidados de mi primo, a pesar de que lo habla y lo consiente y lo observa en el espejo, con cierta angustia, lo observa detenidamente en el espejo; no tiene la suerte del primero.

Mira a los espectadores Está incómodo. Lleva las manos a los bolsillos. Esta posición no le satisface. Prueba otra posición. Prueba otra posición. Mira a los espectadores. Dice:

La mano puede ejecutar varias clases de movimientos, flexión, extensión, aducción, rotación. El pulgar puede realizar movimientos de flexión, extensión, aducción, abducción, oposición, rotación. Todo ello es muy útil si se trata de sujetar algo. El brazo puede realizar movimientos en todas las direcciones y girar en torno a su eje. El codo también. En la combinación mano – brazo – codo – pulgar podemos realizar una infinita variedad de acciones: podemos alcanzar cualquier parte del cuerpo con el brazo, podemos ejecutar un instrumento, podemos rascarnos un brazo mientras éste rasca al anterior, podemos acariciar, golpear, herir, matar. Sin un brazo la cosa se complica. Sin los dos se complica más. Los dedos del pie desempeñan un papel importante en la marcha: funcionan como resortes, permiten al pie despegarse del suelo en el momento en que se eleva el talón. Cuando se sube una pendiente el centro de gravedad del cuerpo se eleva y avanza; cuando se desciende, el centro de gravedad baja. Cuando se está quieto no va a ningún lado. La estación de pie, bipedestación o estación bípeda requiere un trabajo muscular, de ahí la sensación de fatiga que provoca. No hacer nada requiere trabajo. El testículo no puede ejecutar ningún movimiento. Puede ser llevado, frotado, manipulado, su tamaño puede aumentar de acuerdo a las circunstancias hasta producir un fuerte dolor. Pero por sí sólo no hace nada. Aún así, mi primo estaba muy triste sin su testículo.

Mira a los espectadores Repite los movimientos de la mano, el pulgar, el brazo, el pie. Se siente ridículo. Lleva las manos a los bolsillos. Tararea. Dice:

Mi personaje es como una música cuya ejecución ha concluido.

Se detiene. Parece satisfecho. Repite. Mira. Repite.

Mi personaje es como una música cuya ejecución ha concluido.

Se sienta.

Mi personaje… como una música… ha concluido… ejecución.

Mira. Silencio. Mira.

Cada nota en la partitura –las dominantes y las otras- sus recuerdos, sus miedos, los fantasmas de París, un solsticio, el olor de la primavera en Artois, las caricias de Elizabeth, la lengua de Marie, una tarde de verano, una flor, la sombra de una flor, pero el horror Mon Dieu, el horror qué belleza, la belleza del horror, un soleil du sud lie l´os nu, cada nota se corresponde con otra en la armonía de lo que es mi personaje, ahora que es uno, ahora que no puede saberlo… ¿Qué genio sería capaz de escribir esa partitura? Escuchar esa música y saberlo, traerlo aquí, el eco de la belleza de esa música. Como una gota que cae en un estanque. Coo el silencio que queda después. Cómo podría al hacerlo no hablar de sí mismo. Atravesar los puentes como si fuera tan natural que los ejes que atraviesan la ciudad, el curso del Sena, la rue Saint-Martin, la rue Saint-Jacques, el punto cero frente a Notre Dame que sirve para medir las distancias que van del campo a la ciudad, como si fuera tan natural pasar al otro lado, pensar qué hay por debajo de la piel de la ciudad. No es un gran hombre, apenas un hombre simple, un campesino. Un par de fechas, un hombre malo, infame, torpe, sucio, algo vil, torpe, miserable, desafina. Es tan poco importante que apenas vale la pena que me escuchen ustedes, por favor, si quieren retirarse ahora, por favor. (Ni siquiera los fragmentos escabrosos, la tortura, la muerte como teatro, el cuerpo como teatro de la muerte, los gritos de dolor prolongándose por las calles de París, madame Pompadour, Eróstrato, la guerra, todo eso, no me detendré demasiado en esos pasajes, lo lamento, no me interesa, lo lamento mucho).

Triste. Se levanta. Cambia la mesa de lugar. Cambia la silla de lugar. Se sienta. Cambia la mesa de lugar. Cambia la silla de lugar. Se sienta.

Me obsesionaba la idea de un recuerdo para llevar a la muerte. Sentado en el café de París, la turista que viaja en monopatín, la sombra de un auto, el sol causa las sombras me dice Molly, y le pregunto qué es el sol, odio el sol, me dice ella, porque hace crecer, y le pregunto qué es el sol

Repite el primer gesto de la mano derecha.

y me dice aquello de las luces de los camiones, luces de camiones todas juntas, me dice Molly que tiene apenas ocho años y yo que odio las autopistas: deberíamos matar al sol. Molly deambula por las calles de París y en los márgenes del Sena y en la rue de Saint Gervais. Llueve en las avenidas. El barro me ensucia la ropa y Molly me toma de la mano y me lleva hasta la casa donde viven los niños, de qué viven Molly, le pregunto, de nada, me responde, nosotros no trabajamos, dice, sólo queremos jugar, en la casa las ventanas están tapiadas y la luz de las velas enciende las caras y los ojos de los niños, parecen cansados, enfermos, pero juegan, algunos se miran al espejo y Molly tienen miedo, miedo de qué, miedo de crecer, tienen miedo de no darse cuenta – la lluvia se mete por el techo y va marcando el ritmo con las gotas sobre el piso de madera, y en la apenas luz tocó con mi pie un cuerpo de niño, lo miro, parece dormido, y Molly no abraces a los muertos, porque ellos ahogan a los vivos y yo ¿no lloran a los muertos? sólo en nuestros juegos, nosotros sólo jugamos me dice.

Toma el lápiz y el anotador. Escribe

París en 1750. En las calles se llevan a los niños. El rey decide llevarse a los niños. El barrio se indigna. Hay una revuelta. Los padres se enteran cuando están en el taller, en la plaza, en los puestos del mercado y corren, siempre corren, en 1726, en 1750, en 1976, las madres les pagan a los comisarios para saber donde están sus hijos, les pagan para que les cambien la paja, en las celdas la paja se ensucia rápido, el olor es muy fuerte, y los niños se cubren de moho y del olor de las excrecencias y cuando ya no se les quita el olor, ya no son niños. Han crecido. El cuerpo es la barrera entre el deseo y la consecución de los actos. Luís XV tiene miedo de atravesar París, después de 1750, la gente está indignada y él apenas sabe escuchar ese cuerpo vivo, que ríe, que grita, que llora, que canta, que se emborracha en las tabernas, en el taller, en las calles, en los puestos del mercado, en la plaza de Grêve. Escribo – escribe - la plaza de Grêve. Escribo Luís XV. Escribo mi padre que me golpea entre las piernas y me grita eso no. Eso no. Siempre no. Tengo una erección. Tengo dos, tres, quince, todas las erecciones, tengo sexo con Julie, con Ilsee, con Roberta, con Buchete. Mi lengua embebida en alcohol – Elizabeth – el cuerpo robusto de Marie ¿Y los actos? ¿Qué son los actos? ¿Escribir es un acto? Escribo – escribe - ¿Qué es un acto? Si yo anotara aquí todos los actos de la vida de mi personaje, eso sería más o menos lo que se llama una biografía. Las cosas que hizo, eso son actos, y sus consecuencias ¿Y las cosas que no hizo? ¿Y las consecuencias por lo que no hizo? ¿Y los deseos? Yo escribo. Eso es un acto. Podría dejar de escribir, ahora, dejo de escribir –deja de escribir- O podría no hacerlo. 5 de enero de 1757 – escribe – Hace frío. El detalle parece trivial, pero no, porque al no ser la longitud del arma suficiente como para atravesar el abrigo y hundirse profundamente en el lado derecho del rey, al no ser la herida mortal, al no estar la hoja envenenada –algo tan simple como eso- el acto se vuelve irrelevante, absurdo. El rey está de visita en Versalles.

Se detiene sobre la palabra Versalles. Escribe.

Nos dicen los historiadores que visita a su hija preferida: Madame Victoire. Es irrelevante que sea o no su hija preferida. No me voy a detener sobre eso. No vale la pena. No podría saber, de todos modos, con cierta seguridad si era o no era la hija preferida del rey ¿Para qué esforzarse? ¿Qué me importa a mí si se trataba o no de la hija preferida? Como si el hecho fuera notorio por su sola mención, la hija preferida, cuando a pesar de lo que dicen los historiadores, no hay forma de enterarse si era o no era la hija preferida del rey Además ¿qué saben los historiadores?… Hace frío, decía, apenas hay luz –son las 5:45- el sol ha caído – el carruaje aguarda en el lado noroeste de la corte, frente a la escalera principal. En el centro está el rey. Está el delfín, el marqués de Montmirail, el duque d`Ayen, el duque de Duras, la guardia personal del rey. Y en el centro está el rey.

Se levanta. Cambia la mesa de lugar. Cambia la silla de lugar. Mira. Canta suavemente.

A révéler mon nom,
mon nom relèvera,
tracé mon nom
a l'écart.
-un soleil du Sud
lie l'os nu…

Despacio. Se lanza hacia delante. Despacio. Imita los movimientos de sacar el arma, chocar la guardia, tomar el hombro, clavar el cuchillo en el lado derecho del rey. Repite los movimientos, más leves. Muy despacio. Repite una vez más. Silencio. No se mueve. Mira el suelo.

Uno, dos, tres, gotas de sangre.

Se lanza a toda velocidad. Pierde el control. Balbucea.

¿Cuáles son los hechos?

Se sienta. Está excitado. Mira. Descubre.

La muerte de su madre, su llegada a París, el robo de 240 luises en la casa del amo Jean michel – lo detienen, lo torturan, lo interrogan, le quitan con cierta amabilidad el sombrero, le preguntan ¿quién es? ¿Se trata de una conspiración? ¿Está solo? Miente. ¿Y lo motivos? ¿Cuáles son los motivos? ¿Y los motivos de los motivos? ¿Y lo motivos de los motivos de los motivos? Miente que está sólo. El encuentro con su hermano, los murmullos, el deshonor, los murmullos de la historia, uno tras otro ve suceder a sus amos, la historia lo rodea y él es nadie, él es el que cuida de sus hijos, el que grita a las puertas de las iglesias, es el que limpia los retretes en donde cagan, es el que empuña las armas con las que matan. La historia lo rodea, los murmullos de la historia y se hace llamar Flammand, Baptiste, Robert, putas de luz, se hace llamar Nadie--- Si por un momento siquiera, pudiera desentrañar esta maraña, este embrollo de hilos, esta madeja de sueños, miedos y circunstancias para saber por un segundo, para saber para siempre quien soy--- lo detienen, lo torturan, lo interrogan, le quitan con cierta amabilidad el sombrero, lo procesan, y tras 52 días de prisión, lo condenan.

Silencio. Toma el anotador. Lee.

“Ha sido encontrado culpable por este parlamento de cometer el muy terrible crimen de parricidio (…) Será condenado a retractación pública ante la puerta principal de la iglesia de París(…) Será llevado desnudo, en camisa y con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano. Deberá declarar que ha cometido el muy terrible crimen de parricidio y que ha herido al rey. Se inclinará y pedirá perdón a Dios, al rey y a la justicia. Luego será conducido en dicha carreta a la plaza de Grêve y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado le serán atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas. Y su mano derecha, sosteniendo el cuchillo con que cometió el crimen, quemada con fuego de azufre. Sobre las partes atenaceadas se verterá plomo, aceite hirviendo, cera y azufre fundidos en conjunto. Luego su cuerpo será estirado y desmembrado por cuatro caballos. El tronco junto con los miembros serán quemados en el fuego, reducidos a cenizas y las cenizas arrojadas al viento (...) Los doctores Foubert y Boyer han sido delegados por este parlamento para preservar intacto y en buena salud al condenado hasta el momento del suplicio.” –Parlamento de París, 28 de marzo de 1757-

Gira sobre la silla.

“Un oficial fuerte y robusto tomó unas tenazas de acero hechas para el caso y le atenaceó primero la pantorrilla de la pierna derecha, después el muslo, las mollas del brazo derecho y a continuación las tetillas. A este hombre aunque fuerte y robusto le costó gran trabajo arrancar los pedazos de carne y cada trozo que arrancaba dejaba una llaga del tamaño de un escudo de seis libras. Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente no dejó escapar blasfemia alguna, tan sólo los extremos dolores le hacían proferir gritos terribles… A menudo repetía “Dios mío, tened piedad de mí”, “Jesús, socorredme” -.Journal de París, 30 de marzo de 1757 –

Gira sobre la silla.

“Finalmente le descuartizaron, esta última operación fue muy larga porque los caballos que se utilizaron no estaban acostumbrados a tirar. En lugar de 4 hubo que poner 6 y no bastando con esto fue forzoso para desmembrar los miembros del desdichado cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas(…) Una vez retiradas las cuatro partes sus confesores bajaron para hablarle pero su verdugo les dijo que ya había muerto. Aunque la verdad era que yo veía al hombre moverse y la mandíbula inferior subir y bajar como si hablara.” –La gazzete d´Amsterdam, 1 de abril de 1757.

Queda de espaldas. Silencio. Comienza a cantar. Desafina.

A révéler mon nom,
mon                  nom                  relèvera,
tracé mon nom
a                                                    l'écart.
-un soleil du Sud
lie l'os nu…

Su voz se transforma en un grito.Gritos de dolor prolongándose por las calles de París. Grita. Grita. Calla. Silencio. Gira. Mira a los espectadores. Atrás está el sol.

¿Cuál es el sentido Molly? Es una pregunta infantil, se te pegan los cabellos por los mocos, los cabellos se te pegan en la cara ¿Cuál es el sentido de todo esto, todo lo que es un hombre, todo esto? Esta obra, este firmamento de oro y púrpura, esta asamblea pestilente de vapores y gases y humo, esta excrescencia, este dolor, este miedo, este cuerpo roto, así desarmado, así partido, quebrado, mutilado, segmentado, este hombre vil, este hombre miserable, tan poco, tan solo, Cuál es el sentido, niña, ves al sol, ves morir al sol al final de las autopistas, en la noche, en el silencio de la noche, camino solo, voy solo, ya no mas, ya no.

Lanza su brazo hacia atrás. Se cubre del sol. Oscurece.

Buenos Aires / Mérida
Marzo de 2005